miércoles, 13 de marzo de 2024

Municipalidad de Calama

 


Mis padres: Rodolfo y Leticia



En el año 1934, se construyó el edificio de la Ilustre Municipalidad de Calama , gracias al aporte de la familia Tomic.
La cesión del terreno se realizó porque esta familia ya que estaba muy comprometida con el desarrollo de la zona.
Cuando  se nombró la primera Junta de Alcaldes vieron la necesidad de construir un edificio que reuniera la administración de Calama, pese que  en el año 1888  se dictó el nombramiento de los alcaldes de Calama. Así , se sindicó a José R. Lira como primer Alcalde y a Olegario Barrera y Bartolomé Oyanedel como segundo y tercer Alcalde respectivamente.
Una de las primeras tareas que que realizó la primera Junta de Alcaldes fue dictar reglamentos y ordenanzas, además de solucionar algunos problemas cotidianos que se presentaron con urgencia.
Entre éstos se realizó la normativa para el alumbrado público y se instituyó el nombramiento de los encargados de las comisiones de policía, hacienda, abasto, higiene y obras públicas.

Fuente. Material personal y de internet

viernes, 17 de noviembre de 2023

Chuquicamata, campamento y más

 

Campamento 

En 1917 las primeras casas de Chuquicamata aparecieron sobre el desierto. La extracción de cobre estaba en manos de empresas norteamericanas, y el país instalaba las bases de lo que sería su más importante fuente de desarrollo: la gran minería del cobre.

Muchas personas que vivieron en el campamento nacieron en el hospital Roy H. Glover, el cual por años constituyó uno de los recintos médicos más modernos de Latinoamérica, y que ahora yace bajo miles de toneladas de tierra. Lugares emblemáticos como los colegios y escuelas cerraron sus puertas para trasladarse a la vecina ciudad de Calama, con lo cual, y más el cierre de las villas tradicionales, convierten a Chuquicamata en un pueblo fantasma del norte de nuestro país.

Dentro de las atracciones que disfrutaban los trabajadores de la época, estaban las constantes visitas de grupos musicales y compañías teatrales en el Club Chuqui. Otro punto de encuentro fue el Teatro Chile, el cual fue uno de los recintos más modernos de América Latina.



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Chuquicamata, la mina a rajo abierto más grande del mundo, tiene una dimensión aproximada de 5 kilómetros del largo, 3 de ancho y con 1 km de profundidad. Originalmente fue explotada por los pueblos indígenas de la zona, los indios "Chucos", quienes fueron los primeros en descubrir las propiedades del cobre y lo trabajaban para confeccionar herramientas y armas. De ellos proviene el nombre Chuquicamata, cuyo significado es "límite de la tierra de los Chucos" y también "Punta de Lanza". Las primeras extracciones masivas de cobre comenzaron hacia fines del siglo XIX, cuando miles de mineros llegaron en busca de oportunidades, en medio del apogeo de la industria salitrera. En 1910, un ingeniero estadounidense insertó un proceso para detectar minerales de baja ley y comenzó un proyecto para iniciar la explotación de Chuquicamata. La compañía norteamericana propiedad de los hermanos Guggenheim adquirió en 1912 los derechos de la antigua sociedad y rebautizó la firma como "Chile Exploration Company". Las instalaciones fueron inauguradas oficialmente el 18 de mayo de 1915. Enviando una señal por telégrafo desde Santiago, el entonces Presidente de la República Ramón Barros Luco, dio el vamos al yacimiento. Así comenzó la explotación industrial de Chuquicamata, que hasta hoy es la mina a rajo abierto más grande del planeta. En 1920, los hermanos Guggenheim vendieron sus derechos y las instalaciones a la empresa norteamericana "Anaconda Copper Mining Co.", que comenzó la construcción de colosales obras de mejoramiento de la infraestructura, trajo equipos y abrió caminos. En 1969 el Estado de Chile adquirió el 51 por ciento de las acciones de la "Chile Exploration Company "-subsidiaria de Anaconda Copper Mining- y, tras la nacionalización del cobre, en julio de 1971, Chuquicamata pasó a ser 100% chilena. El 1 de abril de 1976, se creó la Corporación del Cobre, Codelco, la más grande e importante empresa estatal de toda la historia de Chile, base de su economía, y Chuquicamata pasó a ser parte integrante de ella.

  Muchos tienen sus recuerdos, incluso han publicado sus informaciones. Los invito a conocerlas.

CHUQUICAMATA: UN PUEBLO QUE NUNCA DEJO DE VIVIR. (1915 - 2015)

El pueblo Chuquicamatino estuvo, por estos dias de cumpleaños, en su aniversario número 100, se vuelve a despertar esas alegrías, paseos en la plaza, cantos y visitas a los locales y comercio, música y bailes, vuelve a sonar la Radio El Loa 101.1 y muchos recuerdos vuelven a aflorar entre los muchos visitantes, tanto gente que vivió toda la vida en este pueblo como gente que paso por aqui alguna vez y muchas otras personas que llegaron a conocer estas tierras por primera vez.

 Esta semana de aniversario, se revivió un pueblo que tiene muchas historias para contar, eso se noto este domingo con un gran show al aire libre que conmocionó a toda la audiencia que fue testigo de la impresionante alegría, nostalgia y recuerdos que inundaron el aire de Chuquicamata, en esta fiesta también conocimos muchas personas que nacieron en el campamento, se criaron en la tierra y salieron adelante en este mundo de trabajo esforzado pero con mucha alegría y orgullo vivieron toda una vida y que ahora con nostalgia recuerdan sus 100 años de existencia y que agradecidos la visitan en su cumpleaños.

 El mejor regalo que podría recibir hoy, Chuquicamata, en forma de agradecimiento por todo lo que la tierra le dio al país, sería que recibiera el título de Patrimonio de la Humanidad, creo que esta tierra se lo merece y con creces y no sería justo que se le deje morir como unas simples ruinas abandonadas o que simplemente desaparezca bajo toneladas de tierra y piedra como lo hicieron con el Hospital Roy H. Glover y que ahora seria el gran monumento que tendría Chuqui para orgullo de todos los que acá nacieron, pero por eso se están reuniendo firmas con el fin de que se pueda hacer a tiempo lo que este pueblo realmente se merece, así lo dice y se la juega la señora Olivia Valés Zapata dedicada a la mantención y preservación del pueblo de Chuquicamata. Otro legado que también deja palpable al público es el escritor Gustavo Tapia Araya, que en uno de sus últimos libros escritos es el titulado "CHUQUICAMATA, Para que no me olvides", y que describe historias vividas en la década de los 40, 50 y 60, una gran historia con penas y alegrías de un pueblo que vió crecer el desarrollo y la unión de su gente. Esperando que este sea el momento que Chuqui y su gente reciba el gran título que se merece y  lograron en estos 100 años de vida. ¡¡¡¡¡FELICIDADES CHUQUICAMATA!!!!!


 A 104 años de su fundación, nuevamente los hijos de este histórico campamento podrán disfrutar y recorrer como cuando fueron niños, las calles de su querido Chuquicamata.

Arco

Chuquicamata está lleno de símbolos, recuerdos e historia, y entre ellos se encuentra el arco que anuncia la llegada al mineral y al ex campamento minero. Este reconocido y característico cartel de bienvenida al mineral, vivió mutaciones a lo largo de los años, y conforme avanzan los nuevos tiempos de vida. Ya sea en su construcción con piedras y placas de cobre, con concreto y otros materiales utilizados, este simbólico y particular elemento es la puerta de acceso al mítico ex campamento minero, que destaca por su forma arqueada y su frase “Chuquicamata” que se puede apreciar desde lejos, cuando los visitantes se aprestan para ingresar y recorrer las calles de este histórico lugar.


Chilex Club

Durante más de 60 años el Chilex Club cobijó las actividades sociales de la Supervisión y Ejecutivos y de la comunidad de Chuquicamata. Este espacio pensado para la entretención y esparcimiento de su gente, tuvo su primer emplazamiento en el extinto campamento Americano comenzando a funcionar el año 1945, hasta su traslado en el sector de Villa Auka-Huasi. Desde despedidas, bautizos, ceremonias de graduación, entrega de relojes de oro, hasta matrimonios se celebraron en este Club Social. Se dice que su diseño fue copiado hasta el más mínimo detalle de un recinto de Nueva Jersey. Los planos fueron entregados a un ingeniero chileno que implementó el lugar con amplios salones de pino oregón, canchas de bolos, piscina, comedores y una cancha de baloncesto.

 La Recova

A la mente y memoria llegan recuerdos de infancia y tantas historias, cuando los chuquicamatinos y norteamericanos rememoran el concepto “Pulpería” en Chuquicamata.

Relacionado a las necesidades de víveres y ropas de los trabajadores y de sus familias, la empresa construyó las pulperías, recintos que se dividían en pulpería 1, 2, 3 y la Recova. Las pulperías fueron otro de los beneficios que entregaba la empresa a sus trabajadores, permitiéndoles contar con alimentos de primera necesidad.

El término “pulpería” se adaptó de Estados Unidos, significa “pulp” lugar donde se venden varios géneros. Muy conocidas en las salitreras se extendieron hasta los campamentos mineros, incluyendo todo tipo de productos.

Las pulperías eran grandes galpones, similares a un supermercado. Estaban ubicadas en puntos estratégicos del campamento. La N°1 funcionaba a la entrada del Campamento Americano. Ahí compraban tanto los empleados como los gerentes de la empresa, adquiriendo productos de mejor calidad que en el resto de las pulperías.

Junto a ella se construyó una panadería que era exclusiva de la compañía, al igual que la planta de leche. En el Campamento Obrero, en tanto, se encontraban la N°2 (Junto a la escuela parvulario “El Principito” (o Pinocho por una gran figura que se parece al títere de madera) y N°3 (acceso a lo que es hoy la segunda entrada a la mina) que eran grandes bodegas donde compraba la mayoría de los obreros. Esta distribución obedecía a la cercanía que tenían estos negocios con las viviendas. Finalmente, la Recova Americana, que fue construida especialmente para los norteamericanos.

Junto con su sueldo (dinero en efectivo), el obrero recibía una tarjeta de racionamiento, en donde se expresaba el número de raciones a las que tenía derecho el trabajador, de acuerdo con su estado civil y el número de personas que componían su grupo familiar en el histórico campamento minero.

 Hospital Roy H Glover

El primer hospital de Chuquicamata era una construcción de tipo colonial americana, a una distancia considerable del campamento, aunque estaba junto al campamento americano.

 Grandes pabellones formaban ordenadamente las distintas salas, siendo la más grande la “D”. Un hermoso jardín rodeaba esta construcción, las ventanas se abrían hacia arriba por un sistema de piolas y lienzas similares a las que había en las viviendas del campamento americano. El único error de distribución, cometido por los ingenieros norteamericanos, fue el pabellón quirúrgico, que quedó en medio de un patio. Este recinto, era de madera y contaba con todos los servicios necesarios, excepto el de Maternidad que estaba cerca de la plaza, más exactamente en los Carabineros. Cerca de la plaza funcionaba la Maternidad y un Policlínico que también cumplía la función de pediatría. Los servicios médicos y de farmacia eran gratuitos, los trabajadores acudían a los diferentes edificios para recibir sus medicamentos. La dotación era de trece médicos, cuatro matronas, 26 enfermeras y 66 auxiliares.

 Biblioteca Chilex School

El día 27 de abril del año 1927, es una fecha que quedará marcada para muchas personas que vivieron sus primeros años de estudio en el campamento histórico. Aquel año fue fundado este colegio que llevó el nombre de Chilex School, y que se creó para los hijos de norteamericanos que en ese entonces trabajaban en la empresa conocida como Chile Exploration Company (hoy Codelco), la cual era propiedad de la familia Guggenheim de Nueva York, que inició en 1910 la explotación de Chuquicamata. El campamento minero era habitado por aquella circunstancia, por gran cantidad de estadounidenses en aquellos años, situación que motivó la creación de este establecimiento educacional que reunió a muchas familias que marcaron parte de la gran historia de la localidad en sus inicios.

En sus salas y biblioteca compartían cientos de niños y niñas, que se educaban lejos del país de sus raíces, pero insertos en una tierra generosa que les brindó comodidades y sobre todo grandes experiencias de vida. Bajo el nombre de Chilex School, se dio inauguración oficial al histórico recinto educacional que hoy en día se reconoce como Colegio Chuquicamata, el cual cuenta con más de 90 años al servicio del traspaso de valores y conocimientos.

En Chuquicamata, este establecimiento entregó durante largos años una educación íntegra y de calidad en los niveles de Transición Mayor, Básica y Media, siendo reconocido como uno de los más importantes recintos educacionales de toda la comuna. Fue así como luego del cierre del campamento, y el posterior traslado a Calama de este colegio en el año 2004, la entidad educativa logró adaptarse rápidamente a los cambios que este proceso llevaba consigo, y continuaron marcando referencia en sus aulas como hace 92 años lo hacía el Chilex School, en aquellas lejanas jornadas de estudio que juntó a niños norteamericanos como idea inicial, en el centenario campamento minero.

http://emelnorsa.cl/chuquicamata105/2020/05/page/2/

https://www.codelco.com/operaciones/chuquicamata/98-anos-chuquicamata

Casa Verde - Refinería

Mi papá trabajó en la Casa Verde "Green House, en la época de Chile Exploration Company hasta 1966

 

“Aniversario Casa Verde 1968”

Fotografía: Enrique Bordones. Agrupación Hijos y Amigos de Chuquicamata.
A Inicialmente, durante la etapa de construcción del proyecto minero entre mayo de 1912 y mayo de 1915,12 obreros chilenos contratados para tal efecto, fueron alojados en barracas construidas cerca del Campamento Americano, localizado muy cerca al norte de la Refinería, llamada Casa Verde”. “Chuquicamata: patrimonio industrial de la minería del cobre en Chile”. Alejo Gutiérrez-Viñuales. A legoría a las películas del oeste norteamericano.

viernes, 7 de julio de 2023

Sellos de Chuquicamata


En una ceremonia realizada en la Casa 2000 de Chuquicamata, Codelco División Chuquicamata y CorreosChile, dieron a conocer la emisión de seis sellos postales que celebran los 100 años de este emblemático mineral que cobijó por décadas a miles de habitantes.

A través de estos sellos, la empresa estatal quiere conservar en la historia una representación del campamento de Chuquicamata y a la vez reconocer el aporte de quienes fueron parte de sus operaciones desde sus inicios hasta hoy. 

Esta conmemoración representa además un hito, ya que quienes trabajan en la compañía, serán testigos de la transformación del yacimiento minero a rajo abierto a una operación subterránea, lo que se traduce en que Chuquicamata prolongará sus operaciones y seguirá aportando al país por 40 años más.

“La emisión de este sello postal servirá para grabarlo en la historia y mantener viva la memoria de nuestro mineral. Agradecemos a CorreosChile que permite hacer realidad este importante testimonio que formará parte de los testimonios de esta significativa conmemoración”, dijo el gerente general de Chuquicamata, Sergio Parada.

Estos seis sellos postales fueron impresos en Casa de Moneda S.A. y su tiraje es de 30.000 unidades de cada ejemplar. En ellos se aprecia al Presidente de la República en 1915  Ramón Barros Luco, la Pala Mundial que operó por 22 años en la mina, una vista aérea de la mina Chuquicamata, el emblemático Arco que da la bienvenida a Chuquicamata, el Teatro Chile y la Parroquia El Salvador. Los sellos ya se encuentran  disponibles en todas las sucursales y agencias de CorreosChile de todo el país.

“Estamos muy orgullosos de participar en la emisión de estos sellos postales, que celebran los 100 años de uno de los yacimientos más importantes de nuestro país. Nuestra compañía estará siempre disponible para conmemorar hitos tan importantes como este”, dijo Leonardo Balmaceda, Gerente Zona Norte CorreosChile.

Otros sellos


Fuente: https://www.publimetro.cl/cl/nacional/2015/06/03/lanzan-sello-postal-100-anos-chuquicamata.html

Internet

domingo, 11 de junio de 2023

La Agrupación Hijos y Amigos de Chuquicamata

 

 LA AGRUPACIÓN HIJOS Y AMIGOS DE CHUQUICAMATA NACE OFICIALMENTE EN EL 19 DE FEBRERO DE 2013, DESPUÉS DE QUE EX HABITANTES DEL CAMPAMENTO MINERO, JUNTO A INSTITUCIONES LOCALES Y AUTORIDADES, LOGRARAN LA UNIÓN NECESARIA Y EL EMPUJE PARA COMENZAR UNA LARGA GESTIÓN QUE LOGRÓ, PRIMERO FORMALIZAR LA UNIÓN DE VECINOS EN TORNO A LA LUCHA POR PROTEGER PATRIMONIALMENTE EL CAMPAMENTO Y LUEGO LOGRAR LA DECLARATORIA QUE PERMITE CONTAR CON INSTRUMENTOS JURÍDICOS Y LA PARTICIPACIÓN INSTITUCIONAL DEL ESTADO A TRAVÉS DEL CONSEJO DE MONUMENTOS NACIONALES.

La Agrupación, es una Organización Comunitaria Funcional, que se ha planteado como objetivo principal la Declaración de Chuquicamata como Patrimonio de la Humanidad, en dicho sentido impulsa todas aquellas actividades tendientes a poner en valor el Patrimonio cultural y la identidad derivada de la larga historia de nuestra zona.

Como objetivo estratégico buscamos fundamentalmente rescatar la memoria de la cultura inmaterial que esconde el concepto del patrimonio, en los diversos hilos  historicistas que posee la zona, a saber: Calama, Chuquicamata, cultura originaria, macro región norte, fronteras, procesos industriales, desarrollo de las ciudades, etc. Buscamos realizar un análisis y una proyección historicista, de las comunidades y los sujetos que habitaron y habitan el territorio, los movimientos sociales, sus interrelaciones históricas con otros territorios, la amalgama de interrelaciones empresariales y de los estados que dieron vida a la industrialización; en tanto los cuerpos, espíritus y pensamientos que se desarrollaron y/o murieron en dicho proceso, particularmente desde la diversidad de sujetos, comunidades y culturas.

https://www.actiivo.cl/AHYACH/publicaciones/historia/historia.html


CAMPAMENTO MINERO DE CHUQUICAMATA

 https://www.monumentos.gob.cl/sites/default/files/styles/slide_monumentos/public/image-monumentos/dscf6886_0.jpg?itok=VpnQG97y

Esta protección de la ZT y de los MH permite comprender de manera integral la historia del campamento desde sus inicios de la producción formal de cobre en el año 1915 y su fundación el 18 de mayo del mismo año. La protección de la Casa 2000 así como la de los inmuebles representativos del Campamento Americano, el primero en construirse, ayuda a comprender los inicios del campamento, en tanto que en este sector solo habitaban ingenieros y ejecutivos estadounidense y los inmuebles fueron una implantación del modelo americano de construcción. Asimismo, la protección como MH del Centro Cívico (los edificios de equipamiento) y como ZT de un sector que circunda a éste, permite la comprensión de la construcción del campamento nuevo, posterior al americano, donde se realizaban los actos colectivos de esparcimiento y donde habitaban trabajadores de distintos rangos dentro de la empresa. Junto a ello, las diversas tipologías de vivienda que se incluyen dan cuenta de la adaptación de la arquitectura y su construcción al territorio. En tanto que, a través de la protección del Cementerio de Chuquicamata, se realza además un elemento fundamental para la comprensión de este asentamiento minero que da cuenta del arraigo que mantienen hasta el día de hoy, quienes lo habitaron hasta su cierre en el año 2007, luego de que en el año 1992 se declarara zona saturada de material particulado respirable.

 La ZT consiste en un campamento habitacional en un contexto industrial, compuesto por un centro cívico y sectores de vivienda, comercio y recreación con distintas características espaciales, formales y constructivas, las cuales a su vez son una constatación física de la jerarquización que existía entre los distintos estamentos laborales que formaron esta faena minera. Asimismo, la organización, composición y emplazamiento de sus partes en el conjunto, responden a significados y condiciones que orientaron la planificación del conjunto, con miras principalmente a la eficiencia en la producción.

 El valor del campamento minero reside en su condición de conjunto, donde cada uno de sus componentes tiene la misma categoría de valor, por lo que la potencial pérdida de sus elementos distorsionaría el significado y afectaría el valor del conjunto.

 Valores históricos-sociales, territoriales, urbanos y arquitectónicos, son los que sustentan la declaratoria.

 Los MH protegidos son el Centro Cívico de Chuquicamata, la Casa 2000, los inmuebles representativos del Campamento Americano y el Cementerio de Chuquicamata, todos ubicados en el campamento minero; la Pala Mundial y los archivos que a continuación se indican:

 Archivos ubicados en el primer y segundo piso del edificio del Ex Banco de Chile.

Archivos ubicados en el lobby del teatro Chile.

Archivos ubicados en la Central de Planos.

Archivos ubicados en el Archivo físico del Centro de Documentación.

Archivos ubicados en las instalaciones del Staff A-2, sala N° 1.

La ZT o Pintoresca protegida es el "Campamento Minero de Chuquicamata" la cual tiene una superficie aproximada de 420.792,22 mts2 (42,08 ha).

https://www.monumentos.gob.cl/sites/default/files/decretos/MH_01453_2015_D00176.pdf

https://www.monumentos.gob.cl/monumentos/zonas-tipicas/campamento-minero-chuquicamata





Chuquicamata, el pueblo de la mina más grande del mundo, murió por contaminación

Antes de 1991, Chuquicamata tenía 30 mil pobladores; ahora, el pueblo forjado por mineros es solo un recuerdo. La contaminación expulsó a todos. Año con año, la gente asiste a un festival de la nostalgia

Pinocho más grande que un humano sentado en medio de la plaza de Chuquicamata, un pueblo minero donde hubo hasta 30 mil habitantes y ya no vive nadie. Sus habitantes se fueron por la contaminación.

Carolina Salinas regresó 20 años después de haberse ido y vio el muñeco. Era el que estaba en el kínder de ella y sus dos hermanas. El sol del desierto de Atacama le apagó los colores y lo mantiene impregnado de arena.

Y vio que atrás del Pinocho está un cerro de desechos mineros que ya tapó el kínder y casi la mitad del campamento. “Vine hace 20 años y todavía no estaba enterrado el pueblo”, dijo.

Es como un tsunami de piedras que se quedó en pausa antes de cubrirlo todo. Y es tan alto, que adelantó unos minutos el tiempo que tarda en meterse el sol en un sector de la plaza pública del pueblo.

Carolina Salinas y su familia son originarias de ahí. Se fueron a la fuerza antes de que el campamento fuera cerrado en 2007 y sus habitantes reubicados.

Chuquicamata fue un campamento minero fundado hace 108 años por pequeños emprendedores en la región de Antofagasta, al norte de Chile, sobre el yacimiento de cobre que con el paso del tiempo y la llegada de la minería a gran escala sería el principal motor económico de Chile.

El tajo de la mina creció y alcanzó cinco kilómetros de largo, tres de ancho y uno de profundidad. No hay otra mina en el mundo que haya removido tanta tierra. Es la principal división minera productora de cobre de Antofagasta (con cinco divisiones mineras en total), la región que más produce ese metal en Chile.

El campamento creció al lado de la mina a base de madera, ladrillos y hormigón, con el esfuerzo de personas dispuestas a la vida dura. “Esto era tan inhóspito, un trabajo tan fuerte, complicado y peligroso que costaba atraer trabajadores”, contó Jorge Yoma, minero retirado, originario del lugar.

Le llaman “cultura chuquicamatina” al arrojo de irse a vivir a un paraje a 2 mil 870 metros sobre el nivel del mar en el desierto más seco del mundo y soportar la ferocidad del sol, frío extremo y rachas de viento difíciles de aguantar de pie sin caer al suelo.

Y luego construir ahí un pueblo “único”, un company town concebido por los inversionistas estadounidenses de la Anacona Company que tomaron el control del lugar a través de Chile Exploration Company y lo desarrollaron a gran escala desde 1915.

 

Circulaciones bien planeadas, una “trama interna” compuesta por el Teatro Chile, monumental con su esquina curvada. “Hijo, aquí vine a ver E.T. y también Infierno en la Torre”, le dijo un señor a un adolescente que entraban al campamento. También está el Centro Cívico con su cancha y gradas de madera.

Está el Auditorio Sindical donde ahora se venden muestras de minerales como souvenirs, y el Campamento Americano, arriba de todo, lejos, junto a la Fundición y a la Refinería. “Eficiencia Industrial”, señala el documento de declaratoria de Patrimonio Nacional del campamento minero.

 

Las puertas de las casas podían quedarse abiertas cuando alguien salía del campamento. “Uno podía dejar la casa abierta y decirle al vecino, vecino, échale una miradita a la casa”, cuenta Jorge Yoma.

 

Lo inhóspito paso a ser lo de afuera. Calama, por ejemplo, que es aquella ciudad que se ve a 18 kilómetros bajando por la carretera, construida “para gente de paso” que trabajaba en empresas que prestaban sus servicios a la gran mina de cobre de Chile.

En 1991 -un año en que Chuquicamata produjo más de 641 mil toneladas de cobre- la vida cambió en el campamento.

El área circundante a la Fundición de Chuquicamata, ósea, el campamento tipo company town, fue declarada zona saturada por Anhídrido Sulfuroso y Material Particulado Respirable (Decreto Nº185 del Ministerio de Minería). Se sobrepasaban las normas primarias de calidad de aire respirable.

Es decir, ya no era sano respirar.

Fue así como inició a correr entre las casas y las calles del pueblo la información de que un día se cerraría el campamento y ya nadie podría vivir ahí.

Cuando Carolina volvió por última vez, hace 20 años, la torta -como le dicen al cerro- había comenzado a tapar sólo algunos lugares. Nadie le había contado que la gran ola de tierra y piedras de la mina había llegado a la plaza principal del pueblo.

Llegó pensando que vería su casa, sus parques, sus calles, su kínder. Pero en lugar de eso vio a Pinocho, que parecía haber salido de entre los desechos mineros para recibirla, con los brazos extendidos como si ofrecieran un abrazo.

“Yo vine hace 20 años y todavía pude entrar a mi casa. Era precioso. Ayer cuando fue la primera vez que volví fue horrible porque no queda casi nada en pie y la torta está tapando todo”, contó Carolina.

Durante 10 minutos frente al tajo de la mina se pueden ver tres o cuatro camiones cargando cada uno 150 toneladas de desechos para tirarlos en la torta. Esos vehículos hicieron su trabajo los 20 años en que Carolina no estuvo en Chuquicamata. 

Le llamó la atención el Pinocho por una razón: hace pocos meses falleció una de las tres hermanas. Contó que quería ver los lugares donde pasaron la niñez, como el kinder. Un último ritual para despedirla. “Me da mucho, mucho sentimiento”, dijo.

Silvia, como cientos de personas, entró a Chuquicamata a finales de mayo durante los días que la empresa estatal Codelco abre el campamento para conmemorar un año más de su fundación. Éste era el número 108.

Carolina sintió que estaba, otra vez, en un acto fúnebre. “Esto no es un aniversario, es un funeral”.

Estaba por comenzar un desfile. Exhabitantes cuentan que antes de 2007 el Pinocho era sacado del kínder sobre un carro alegórico para desfilar por el campamento. Se preguntaban si estaba ahí para desfilar porque parecía que había hecho un esfuerzo por desenterrarse desde las entrañas de la torta.

BUSCANDO DENTRO DE LA TORTA

El domingo 21 de mayo las personas se acercaban al confín del pueblo. Deambulaban cerca de los desechos mineros, volteaban hacia la derecha y miraban los restos de una casa que se asomaba entre las piedras, y hacia la izquierda, donde sigue la caseta donde “los gringos” pagaban los salarios, con sus carriles para que los trabajadores hicieran fila para cobrar.

Después volvían al centro del pueblo y más tarde se podía ver a las mismas personas repitiendo el ritual.

Algunas personas reconocían a un señor elegante de más de 70 años vestido con un conjunto azul -incluye chaleco y sombrero- que estuvo guardado en el armario exactamente un año. Es don Luis Zavala. “¡Lucho!”. Él ponía en el suelo su maleta café de cuero fabricada hace más de 60 años y correspondía los abrazos con ganas.

Parecía un personaje sacado de los recuerdos enterrados en la torta, esos que buscaban las personas que iban y venían hacia ella como abejorros.

Tres personas que lo reconocieron repitieron la misma frase cuando le presentaron a don lucho a sus hijos o nietos: “este es el personaje del pueblo”.

Al lado de don Lucho, en una pared, había un cartel con una foto que él señalaba con su dedo. Está él de niño con sus hermanas Verónica, Nancy Fernando, con su perrita Osa. También la mamá, Luz Ahumada. Y en otra Felipe Zavala, el papá tomando postre con compañeros de trabajo en la carrocería central de la mina.

A don Lucho le hubiera gustado dar el día y la hora de la foto porque entre más detalles, mejor se pulen los recuerdos, pero no llegó a tanto. Aunque sí recordó que su papá era soldador y cortador. El 500733 era su número de trabajador.

 

Su traje azul es el que usa cada año durante uno de los cuatro días que ex pobladores de Chuquicamata pueden entrar a la plaza central y calles aledañas de la población para eso, para recordar.

Ese día, el último de los cuatro, la chica encargada de controlar el acceso a la entrada del pueblo le preguntó a don Lucho: “¿De qué viene hoy, Luchito?” (el día anterior había de lustrador de zapatos porque ése fue su oficio durante décadas).

“Vengo de persona elegante”, le respondió él. “Así nos vestíamos antes, po”, dijo al reanudar la marcha. Y tenía razón, muchos señores de cabello blanco comenzaron a llegar vestidos con trajes de la época para caminar e imitar un poco lo que hacían un día cualquiera antes de 2007.

De pronto apareció Verónica Zavala, hermana de Lucho, vestida de novia porque antes -aseguró- se aparecía el fantasma de una novia penando en el pueblo.

No hay fantasmas en Chuquicamata, sólo llegaba gente vestida como en los tiempos pasados. Los tiempos “enterrados” por el tsunami de lastre minero, donde estaban las personas yendo y viniendo, invocando el pasado.

Una señora llamada Verónica Saavedra llegó y abrazó a don Lucho. Miró hacia la montaña de piedras y buscó en su memoria los recuerdos de 1969 cuando llegó a vivir a una de las casas ahora enterradas. “Mi casa estaba detrás de esos cerros”.

Recordó los tres baños que tenía, las cinco recámaras, la alfombra, el patio y los calefactores de parafina. “Era terrible el frío, aquí se ven las cuatro estaciones del año en un día”, dijo. “Si, po, había que caminar inclinado pa´delante para no caerse, o agachado”, respondió don Lucho.

Un día, al salir de su casa que está debajo de la torta y caminar hacia el centro con su vestido “de moda” para una fiesta “el viento me dejó el vestido de paraguas”. Por eso -contó- las mujeres comenzaron a usar delantal con bolsas para ponerles piedras.

“Hay muchas historias debajo de la torta. Se tapó todo, se tapó todo. Da pena. No nos imaginamos nunca esto, porque hay muchas historias”, dijo Rodrigo Álvarez, otro chuquicamatino que acababa de abrazar a don Lucho.

La piedra grande, por ejemplo, todos la recuerdan. Era el punto de reunión de la niñez. “Era una piedra inmensa”.

Rodrigo y Lucho se soltaron hablando sobre lo que quedó enterrado. La pulpería (tienda de abarrotes), Las poblaciones de Los Buques (casas de los nuevos), Prat y Bellavista, el Colegio 24 el Hospital Roy H. Rover, la Comisaría y casas de muchas familias conocidas.

Recordaron reinas y carros alegóricos como el de Pinocho. “Cosas bien hechas como ésa” y señaló al muñeco, fabricado en la planta de la mina. Siguieron con los clubes deportivos de Las Normas, El Bosque y Los Lagos poblaciones de donde salían las niñas y niños que se apuntaban a la Liga Social Deportiva.

En ese exacto momento de mayo de 2023 esa niñez que ya no es niñez estaba escribiendo el nombre de sus equipos en la cancha de basquetbol para que no se olviden, en un ejercicio de construcción de memoria.  “Si como no jaja” es, así literalmente, el nombre de un equipo escrito por una persona mayor.

Una señora se acercó, exhaló y dijo “vuelta de perro”. Nadie recordaba un equipo llamado así. “No -aclaró ella- esto duró menos que una vuelta de perro. Son puras migajas de Codelco (la empresa estatal chilena que posee la División Chuquicamata desde la nacionalización de 1971).

Era otra persona que no pudo ver su casa y estaba frustrada porque Codelco redujo el permiso de tránsito a muy pocas cuadras. Es el centro, dos cuadras hacia los lados, dos hacia arriba y abajo y nada más. Todo está cercado y con avisos de procesos de demolición.

Un señor de la expedición de Antofagasta, con su hija, preguntó al personal de seguridad si podían cruzar las rejas. No se podía. “Ah, no voy a poder ver mi casa. Bueno, hija, pues estaba frente a la sección de juegos infantiles, por una carnicería”, dijo.

Una adolescente le dijo a su mamá cuando caminaban juntas en el parque: “antes recorríamos Chuqui en cinco horas, po, mami”. Los 30 minutos que utilizaron para recorrer lo que no está encerrado o enterrado no sirvieron para agotar las energías de la chica.

A pocos metros otro hombre le contaba a su hijo que atrás de Teatro Chile, donde se ven otros cerros, a lo lejos hacia el oriente, jugaba con sus amigos a deslizarse con cartones. “¿Es un cerro? No, hijo, es otra torta, la torta chica”.

En Chuquicamata el sol sale por un cerro de lastre minero y se mete por otro.

EL HOSPITAL ENTERRADO Y EL CANDADO

El hospital Roy H. Glover tenía una fuerte estructura de hormigón y muros de 60 centímetros de ancho recubiertos de mármol. “Estilo americano”.

Colocaron dinamita en los puntos principales para que la estructura fallara y entonces llegaran camiones como hormigas que cargan 150 toneladas y comenzaron a taparlo. “Eso se fue asentando y al final quedó tapado”, contó Jorge Yoma.

El estilo americano del hotel y su alta tecnología desaparecieron del mapa. En Google maps se localiza dónde estaba con la especificación “hundido”.

Carolina Salinas se crió ahí y su hermana Patricia, que estaba con ella nació en Chuquicamata. Fue famoso el nacimiento de patricia (1983) porque fue melliza junto con Òscar. “Los primeros mellizos nacidos en el hospital. Mandaron a pedir un coche (carreola)”.

Ambas alcanzaron a ver el hospital hundido.

Comenzó el desfile. Secaron lágrimas, caminaron por la explanada junto al Pinocho y se unieron a la delegación de Antofagasta.

Esperaron su turno frente a alumnos de bachillerato que platicaban, hablaban y se besaban con el tajo de la mina de fondo. Allí estaban Lucho el elegante y Verónica vestida de novia fantasma cubriéndose del sol en la escalinata de la iglesia. En el grupo de Carabineros que esperaban junto a ellos se preguntaron si habría boda o qué estaba pasando.

Todas y todos desfilaron 200 metros frente a autoridades del Gobierno Regional de Antofagasta, de la municipalidad de Calama y mandos militares.

El sol comenzó a acercarse a la torta del poniente. La hora del cierre del campamento se aproximaba. Comenzaban las despedidas y la gente foránea se subía a los buses donde viajaron y otras caminaban hacia abajo, pasando frente al estadio de Beisbol Anaconda, donde “los gringos” enseñaron a jugar ese deporte a los chilenos.

Algunas personas, aunque fuera con bastón o andadera, se lanzaron a las calles del libre acceso que quedan para una última mirada. Librería La Unión, Emporio La Verbena (casino), Ferretería Russi, Reparadora de calzado Lira, Salón de Te Calancho, Gran tienda La Vidana (1926), Hotel Washington, La Ideal Tintorería y Lavandería, Amasandería Ramos.

Hay coches abandonados y casas con puertas abiertas detrás de las rejas. No hay nadie que diga “dejé la puerta abierta, me cuidas la casa” ni nadie que lo escuche.

Hay pintas en las casas: “Gracias Chuqui 1921 -2006. Familia Gómez Álvarez/ Rivas Gómez. Willie, Martha, Criss, Jossy, Catalina. Aquí vivió Enrio, Yola, Guilo y Ein. Todas las casas son inmuebles “en proceso de desmantelamiento, no ingresar”.

Llegó Daysi Salas Cruz, nieta de don Nicanor Salas, dueño del emblemático kiosco de periódicos y revistas El Minero, hija de Albertina Cruz Cortés y Luis Guzmán Galleguillos, minero con 50 años de trabajo en sus espalda. “Cultura Chuquicamatina”.

Uno de los hijos de Daysi fue el segundo bebé que nació en el Roy H. Rover y, junto con su esposo, fue la última en salir de Chuquicamata. Él era carabinero y recibió la encomienda de permanecer hasta el final, hasta que no quedara nadie.

El pueblo se comenzó a vaciar en 2004. Fue un proceso complejo de negociaciones y reubicación de viviendas. Fueron años de mudanzas constantes con camiones enviados por Codelco mientras iba avanzando la montaña de atrás.

—Nosotros como fuimos los últimos vimos ya que empezaron a tapizar las casas (recubrir las ventanas) y empezar a avanzar la torta.

—¿Cómo recuerdas el día que se cerró Chuqui?, le pregunté.

—Lo recuerdo triste. Un amigo nos prestó un camión. Empezamos a cargarlo, luego fuimos en el auto atrás del camión. Es una cosa muy… da pena. Nosotros podríamos decir que le pusimos el candado a Chuquicamata—, dijo Daysi Salas, zanjando la plática.

A don Lucho le iba quedando menos gente para saludar. Se iba acabando el tiempo. Estaba casi sin voz. Tal vez gritó “viva Chuquicamata” unas 20 veces. Quizá saludó a 500 personas en cuatro días y 100 se sacaron fotos con él y su hermana.

De pronto, Lucho me llamó y me llevó a ver un árbol.

—Este arbolito diría tantas cosas si hablara porque yo me crié acá vendiendo los diarios. Era un paradero acá, era donde voceaba los diarios y lustraba los zapatos de la gente”. Lustré muchos zapatos de minero. Habíamos como 10 lustrabotas. El tiempo fue pasando, hasta ahorita tengo el orgullo de decir que soy el único que está quedando.

Don Lucho estaba ya más tranquilo, más callado. Había que hacer un esfuerzo para escuchar su voz apagada por la ronquera. “Este arbolito yo lo quiero mucho, mira cómo está todo seco”, finalizó.

Las camionetas de vigilancia encendieron sus altavoces y comenzaron a recorrer las calles para asegurarse de que no quedara nadie

“Estamos en proceso de cierre del campamento, gracias por su visita. Favor de tomar las vías de acceso y de salida”.

Don Lucho echó a andar su camioneta. “Ven súbete conmigo nomás”. Se enfiló hacia el parque y un vigilante lo detuvo. “Tiene que salir, por favor, caballero”. “Deme permiso de dar mi vuelta al parque”, pidió Luis Zavala.

El guardia solicitó permiso por la radio y alguien dijo que sí, pues ya sabían que don Lucho tenía que despedirse a su manera.

El silencio del desierto de Atacama se rompió con la bocina de la camioneta de don Lucho mientras daba la vuelta al parque lentamente y todos los guardias de Codelco y las contadas—¿Qué fue eso, don Lucho?

—La despedida de Chuquicamata, hasta la próxima oportunidad que tenga de venir.

TEXTO Y FOTOS: RODRIGO SOBERANES / PIE DE PÁGINA

https://laverdadjuarez.com/2023/06/15/chuquicamata-el-pueblo-que-tuvo-la-mina-mas-grande-del-mundo-y-murio-de-contaminacion/



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