miércoles, 13 de marzo de 2024
Municipalidad de Calama
viernes, 17 de noviembre de 2023
Chuquicamata, campamento y más
Campamento
En 1917 las primeras casas de
Chuquicamata aparecieron sobre el desierto. La extracción de cobre estaba en
manos de empresas norteamericanas, y el país instalaba las bases de lo que
sería su más importante fuente de desarrollo: la gran minería del cobre.
Muchas personas que vivieron
en el campamento nacieron en el hospital Roy H. Glover, el cual por años
constituyó uno de los recintos médicos más modernos de Latinoamérica, y que
ahora yace bajo miles de toneladas de tierra. Lugares emblemáticos como los
colegios y escuelas cerraron sus puertas para trasladarse a la vecina ciudad de
Calama, con lo cual, y más el cierre de las villas tradicionales, convierten a
Chuquicamata en un pueblo fantasma del norte de nuestro país.
Dentro de las atracciones que
disfrutaban los trabajadores de la época, estaban las constantes visitas de
grupos musicales y compañías teatrales en el Club Chuqui. Otro punto de
encuentro fue el Teatro Chile, el cual fue uno de los recintos más modernos de
América Latina.
98-anos-chuquicamata
Chuquicamata,
la mina a rajo abierto más grande del mundo, tiene una dimensión aproximada de
5 kilómetros del largo, 3 de ancho y con 1 km de profundidad. Originalmente fue
explotada por los pueblos indígenas de la zona, los indios "Chucos",
quienes fueron los primeros en descubrir las propiedades del cobre y lo
trabajaban para confeccionar herramientas y armas. De ellos proviene el nombre
Chuquicamata, cuyo significado es "límite de la tierra de los Chucos"
y también "Punta de Lanza". Las primeras extracciones masivas de
cobre comenzaron hacia fines del siglo XIX, cuando miles de mineros llegaron en
busca de oportunidades, en medio del apogeo de la industria salitrera. En 1910,
un ingeniero estadounidense insertó un proceso para detectar minerales de baja
ley y comenzó un proyecto para iniciar la explotación de Chuquicamata. La
compañía norteamericana propiedad de los hermanos Guggenheim adquirió en 1912
los derechos de la antigua sociedad y rebautizó la firma como "Chile
Exploration Company". Las instalaciones fueron inauguradas oficialmente el
18 de mayo de 1915. Enviando una señal por telégrafo desde Santiago, el
entonces Presidente de la República Ramón Barros Luco, dio el vamos al
yacimiento. Así comenzó la explotación industrial de Chuquicamata, que hasta
hoy es la mina a rajo abierto más grande del planeta. En 1920, los hermanos
Guggenheim vendieron sus derechos y las instalaciones a la empresa
norteamericana "Anaconda Copper Mining Co.", que comenzó la
construcción de colosales obras de mejoramiento de la infraestructura, trajo
equipos y abrió caminos. En 1969 el Estado de Chile adquirió el 51 por ciento
de las acciones de la "Chile Exploration Company "-subsidiaria de
Anaconda Copper Mining- y, tras la nacionalización del cobre, en julio de 1971,
Chuquicamata pasó a ser 100% chilena. El 1 de abril de 1976, se creó la
Corporación del Cobre, Codelco, la más grande e importante empresa estatal de
toda la historia de Chile, base de su economía, y Chuquicamata pasó a ser parte
integrante de ella.
CHUQUICAMATA: UN PUEBLO QUE NUNCA DEJO DE VIVIR. (1915 - 2015)
El pueblo Chuquicamatino estuvo, por estos dias de cumpleaños, en su aniversario número 100, se vuelve a despertar esas alegrías, paseos en la plaza, cantos y visitas a los locales y comercio, música y bailes, vuelve a sonar la Radio El Loa 101.1 y muchos recuerdos vuelven a aflorar entre los muchos visitantes, tanto gente que vivió toda la vida en este pueblo como gente que paso por aqui alguna vez y muchas otras personas que llegaron a conocer estas tierras por primera vez.
A 104 años de su fundación, nuevamente los
hijos de este histórico campamento podrán disfrutar y recorrer como cuando
fueron niños, las calles de su querido Chuquicamata.
Arco
Chuquicamata está lleno de
símbolos, recuerdos e historia, y entre ellos se encuentra el arco que anuncia
la llegada al mineral y al ex campamento minero. Este reconocido y
característico cartel de bienvenida al mineral, vivió mutaciones a lo largo de
los años, y conforme avanzan los nuevos tiempos de vida. Ya sea en su
construcción con piedras y placas de cobre, con concreto y otros materiales
utilizados, este simbólico y particular elemento es la puerta de acceso al
mítico ex campamento minero, que destaca por su forma arqueada y su frase
“Chuquicamata” que se puede apreciar desde lejos, cuando los visitantes se
aprestan para ingresar y recorrer las calles de este histórico lugar.
Chilex Club
Durante más de 60 años el
Chilex Club cobijó las actividades sociales de la Supervisión y Ejecutivos y de
la comunidad de Chuquicamata. Este espacio pensado para la entretención y
esparcimiento de su gente, tuvo su primer emplazamiento en el extinto
campamento Americano comenzando a funcionar el año 1945, hasta su traslado en
el sector de Villa Auka-Huasi. Desde despedidas, bautizos, ceremonias de
graduación, entrega de relojes de oro, hasta matrimonios se celebraron en este
Club Social. Se dice que su diseño fue copiado hasta el más mínimo detalle de
un recinto de Nueva Jersey. Los planos fueron entregados a un ingeniero chileno
que implementó el lugar con amplios salones de pino oregón, canchas de bolos,
piscina, comedores y una cancha de baloncesto.
A la mente y memoria llegan
recuerdos de infancia y tantas historias, cuando los chuquicamatinos y
norteamericanos rememoran el concepto “Pulpería” en Chuquicamata.
Relacionado a las necesidades
de víveres y ropas de los trabajadores y de sus familias, la empresa construyó
las pulperías, recintos que se dividían en pulpería 1, 2, 3 y la Recova. Las
pulperías fueron otro de los beneficios que entregaba la empresa a sus
trabajadores, permitiéndoles contar con alimentos de primera necesidad.
El término “pulpería” se
adaptó de Estados Unidos, significa “pulp” lugar donde se venden varios
géneros. Muy conocidas en las salitreras se extendieron hasta los campamentos
mineros, incluyendo todo tipo de productos.
Las pulperías eran grandes
galpones, similares a un supermercado. Estaban ubicadas en puntos estratégicos
del campamento. La N°1 funcionaba a la entrada del Campamento Americano. Ahí
compraban tanto los empleados como los gerentes de la empresa, adquiriendo
productos de mejor calidad que en el resto de las pulperías.
Junto a ella se construyó una
panadería que era exclusiva de la compañía, al igual que la planta de leche. En
el Campamento Obrero, en tanto, se encontraban la N°2 (Junto a la escuela
parvulario “El Principito” (o Pinocho por una gran figura que se parece al
títere de madera) y N°3 (acceso a lo que es hoy la segunda entrada a la mina)
que eran grandes bodegas donde compraba la mayoría de los obreros. Esta
distribución obedecía a la cercanía que tenían estos negocios con las
viviendas. Finalmente, la Recova Americana, que fue construida especialmente
para los norteamericanos.
Junto con su sueldo (dinero en
efectivo), el obrero recibía una tarjeta de racionamiento, en donde se
expresaba el número de raciones a las que tenía derecho el trabajador, de
acuerdo con su estado civil y el número de personas que componían su grupo
familiar en el histórico campamento minero.
El primer hospital de
Chuquicamata era una construcción de tipo colonial americana, a una distancia
considerable del campamento, aunque estaba junto al campamento americano.
Grandes pabellones formaban ordenadamente las
distintas salas, siendo la más grande la “D”. Un hermoso jardín rodeaba esta
construcción, las ventanas se abrían hacia arriba por un sistema de piolas y
lienzas similares a las que había en las viviendas del campamento americano. El
único error de distribución, cometido por los ingenieros norteamericanos, fue
el pabellón quirúrgico, que quedó en medio de un patio. Este recinto, era de
madera y contaba con todos los servicios necesarios, excepto el de Maternidad
que estaba cerca de la plaza, más exactamente en los Carabineros. Cerca de la
plaza funcionaba la Maternidad y un Policlínico que también cumplía la función
de pediatría. Los servicios médicos y de farmacia eran gratuitos, los
trabajadores acudían a los diferentes edificios para recibir sus medicamentos.
La dotación era de trece médicos, cuatro matronas, 26 enfermeras y 66
auxiliares.
El día 27 de abril del año
1927, es una fecha que quedará marcada para muchas personas que vivieron sus
primeros años de estudio en el campamento histórico. Aquel año fue fundado este
colegio que llevó el nombre de Chilex School, y que se creó para los hijos de
norteamericanos que en ese entonces trabajaban en la empresa conocida como Chile
Exploration Company (hoy Codelco), la cual era propiedad de la familia
Guggenheim de Nueva York, que inició en 1910 la explotación de Chuquicamata. El
campamento minero era habitado por aquella circunstancia, por gran cantidad de
estadounidenses en aquellos años, situación que motivó la creación de este
establecimiento educacional que reunió a muchas familias que marcaron parte de
la gran historia de la localidad en sus inicios.
En sus salas y biblioteca
compartían cientos de niños y niñas, que se educaban lejos del país de sus
raíces, pero insertos en una tierra generosa que les brindó comodidades y sobre
todo grandes experiencias de vida. Bajo el nombre de Chilex School, se dio
inauguración oficial al histórico recinto educacional que hoy en día se reconoce
como Colegio Chuquicamata, el cual cuenta con más de 90 años al servicio del
traspaso de valores y conocimientos.
En Chuquicamata, este
establecimiento entregó durante largos años una educación íntegra y de calidad
en los niveles de Transición Mayor, Básica y Media, siendo reconocido como uno
de los más importantes recintos educacionales de toda la comuna. Fue así como
luego del cierre del campamento, y el posterior traslado a Calama de este
colegio en el año 2004, la entidad educativa logró adaptarse rápidamente a los
cambios que este proceso llevaba consigo, y continuaron marcando referencia en
sus aulas como hace 92 años lo hacía el Chilex School, en aquellas lejanas
jornadas de estudio que juntó a niños norteamericanos como idea inicial, en el
centenario campamento minero.
http://emelnorsa.cl/chuquicamata105/2020/05/page/2/
https://www.codelco.com/operaciones/chuquicamata/98-anos-chuquicamata
Casa Verde - Refinería
Mi papá trabajó en la Casa Verde "Green House, en la época de Chile Exploration Company hasta 1966
“Aniversario Casa Verde 1968”
Fotografía: Enrique Bordones. Agrupación Hijos y Amigos de Chuquicamata.A Inicialmente, durante la etapa de construcción del proyecto minero entre mayo de 1912 y mayo de 1915,12 obreros chilenos contratados para tal efecto, fueron alojados en barracas construidas cerca del Campamento Americano, localizado muy cerca al norte de la Refinería, llamada Casa Verde”. “Chuquicamata: patrimonio industrial de la minería del cobre en Chile”. Alejo Gutiérrez-Viñuales. A legoría a las películas del oeste norteamericano.
viernes, 7 de julio de 2023
Sellos de Chuquicamata
En una ceremonia realizada en la Casa 2000 de Chuquicamata, Codelco División Chuquicamata y CorreosChile, dieron a conocer la emisión de seis sellos postales que celebran los 100 años de este emblemático mineral que cobijó por décadas a miles de habitantes.
A través de estos sellos, la empresa estatal quiere conservar en la historia una representación del campamento de Chuquicamata y a la vez reconocer el aporte de quienes fueron parte de sus operaciones desde sus inicios hasta hoy.
Esta conmemoración representa además un hito, ya que quienes trabajan en la compañía, serán testigos de la transformación del yacimiento minero a rajo abierto a una operación subterránea, lo que se traduce en que Chuquicamata prolongará sus operaciones y seguirá aportando al país por 40 años más.
“La emisión de este sello postal servirá para grabarlo en la historia y mantener viva la memoria de nuestro mineral. Agradecemos a CorreosChile que permite hacer realidad este importante testimonio que formará parte de los testimonios de esta significativa conmemoración”, dijo el gerente general de Chuquicamata, Sergio Parada.
Estos seis sellos postales fueron impresos en Casa de Moneda S.A. y su tiraje es de 30.000 unidades de cada ejemplar. En ellos se aprecia al Presidente de la República en 1915 Ramón Barros Luco, la Pala Mundial que operó por 22 años en la mina, una vista aérea de la mina Chuquicamata, el emblemático Arco que da la bienvenida a Chuquicamata, el Teatro Chile y la Parroquia El Salvador. Los sellos ya se encuentran disponibles en todas las sucursales y agencias de CorreosChile de todo el país.
“Estamos muy orgullosos de participar en la emisión de estos sellos postales, que celebran los 100 años de uno de los yacimientos más importantes de nuestro país. Nuestra compañía estará siempre disponible para conmemorar hitos tan importantes como este”, dijo Leonardo Balmaceda, Gerente Zona Norte CorreosChile.
Otros sellos
Fuente: https://www.publimetro.cl/cl/nacional/2015/06/03/lanzan-sello-postal-100-anos-chuquicamata.html
Internet
domingo, 11 de junio de 2023
La Agrupación Hijos y Amigos de Chuquicamata
LA AGRUPACIÓN HIJOS Y AMIGOS DE CHUQUICAMATA NACE OFICIALMENTE EN EL 19 DE FEBRERO DE 2013, DESPUÉS DE QUE EX HABITANTES DEL CAMPAMENTO MINERO, JUNTO A INSTITUCIONES LOCALES Y AUTORIDADES, LOGRARAN LA UNIÓN NECESARIA Y EL EMPUJE PARA COMENZAR UNA LARGA GESTIÓN QUE LOGRÓ, PRIMERO FORMALIZAR LA UNIÓN DE VECINOS EN TORNO A LA LUCHA POR PROTEGER PATRIMONIALMENTE EL CAMPAMENTO Y LUEGO LOGRAR LA DECLARATORIA QUE PERMITE CONTAR CON INSTRUMENTOS JURÍDICOS Y LA PARTICIPACIÓN INSTITUCIONAL DEL ESTADO A TRAVÉS DEL CONSEJO DE MONUMENTOS NACIONALES.
La Agrupación, es una Organización Comunitaria Funcional,
que se ha planteado como objetivo principal la Declaración de Chuquicamata como
Patrimonio de la Humanidad, en dicho sentido impulsa todas aquellas actividades
tendientes a poner en valor el Patrimonio cultural y la identidad derivada de
la larga historia de nuestra zona.
Como objetivo estratégico buscamos fundamentalmente rescatar
la memoria de la cultura inmaterial que esconde el concepto del patrimonio, en
los diversos hilos historicistas que
posee la zona, a saber: Calama, Chuquicamata, cultura originaria, macro región
norte, fronteras, procesos industriales, desarrollo de las ciudades, etc.
Buscamos realizar un análisis y una proyección historicista, de las comunidades
y los sujetos que habitaron y habitan el territorio, los movimientos sociales,
sus interrelaciones históricas con otros territorios, la amalgama de
interrelaciones empresariales y de los estados que dieron vida a la
industrialización; en tanto los cuerpos, espíritus y pensamientos que se
desarrollaron y/o murieron en dicho proceso, particularmente desde la
diversidad de sujetos, comunidades y culturas.
https://www.actiivo.cl/AHYACH/publicaciones/historia/historia.html
CAMPAMENTO MINERO DE CHUQUICAMATA
Esta protección de la ZT y de
los MH permite comprender de manera integral la historia del campamento desde
sus inicios de la producción formal de cobre en el año 1915 y su fundación el
18 de mayo del mismo año. La protección de la Casa 2000 así como la de los
inmuebles representativos del Campamento Americano, el primero en construirse,
ayuda a comprender los inicios del campamento, en tanto que en este sector solo
habitaban ingenieros y ejecutivos estadounidense y los inmuebles fueron una
implantación del modelo americano de construcción. Asimismo, la protección como
MH del Centro Cívico (los edificios de equipamiento) y como ZT de un sector que
circunda a éste, permite la comprensión de la construcción del campamento
nuevo, posterior al americano, donde se realizaban los actos colectivos de
esparcimiento y donde habitaban trabajadores de distintos rangos dentro de la
empresa. Junto a ello, las diversas tipologías de vivienda que se incluyen dan
cuenta de la adaptación de la arquitectura y su construcción al territorio. En
tanto que, a través de la protección del Cementerio de Chuquicamata, se realza
además un elemento fundamental para la comprensión de este asentamiento minero
que da cuenta del arraigo que mantienen hasta el día de hoy, quienes lo
habitaron hasta su cierre en el año 2007, luego de que en el año 1992 se
declarara zona saturada de material particulado respirable.
Archivos ubicados en el lobby
del teatro Chile.
Archivos ubicados en la
Central de Planos.
Archivos ubicados en el
Archivo físico del Centro de Documentación.
Archivos ubicados en las
instalaciones del Staff A-2, sala N° 1.
La ZT o Pintoresca protegida
es el "Campamento Minero de Chuquicamata" la cual tiene una superficie
aproximada de 420.792,22 mts2 (42,08 ha).
https://www.monumentos.gob.cl/sites/default/files/decretos/MH_01453_2015_D00176.pdf
https://www.monumentos.gob.cl/monumentos/zonas-tipicas/campamento-minero-chuquicamata
Chuquicamata, el pueblo de la
mina más grande del mundo, murió por contaminación
Antes de 1991, Chuquicamata
tenía 30 mil pobladores; ahora, el pueblo forjado por mineros es solo un
recuerdo. La contaminación expulsó a todos. Año con año, la gente asiste a un
festival de la nostalgia
Pinocho más grande que un
humano sentado en medio de la plaza de Chuquicamata, un pueblo minero donde
hubo hasta 30 mil habitantes y ya no vive nadie. Sus habitantes se fueron por
la contaminación.
Carolina Salinas regresó 20
años después de haberse ido y vio el muñeco. Era el que estaba en el kínder de
ella y sus dos hermanas. El sol del desierto de Atacama le apagó los colores y
lo mantiene impregnado de arena.
Y vio que atrás del Pinocho
está un cerro de desechos mineros que ya tapó el kínder y casi la mitad del
campamento. “Vine hace 20 años y todavía no estaba enterrado el pueblo”, dijo.
Es como un tsunami de piedras
que se quedó en pausa antes de cubrirlo todo. Y es tan alto, que adelantó unos
minutos el tiempo que tarda en meterse el sol en un sector de la plaza pública
del pueblo.
Carolina Salinas y su familia
son originarias de ahí. Se fueron a la fuerza antes de que el campamento fuera
cerrado en 2007 y sus habitantes reubicados.
Chuquicamata fue un campamento
minero fundado hace 108 años por pequeños emprendedores en la región de
Antofagasta, al norte de Chile, sobre el yacimiento de cobre que con el paso
del tiempo y la llegada de la minería a gran escala sería el principal motor
económico de Chile.
El tajo de la mina creció y
alcanzó cinco kilómetros de largo, tres de ancho y uno de profundidad. No hay
otra mina en el mundo que haya removido tanta tierra. Es la principal división
minera productora de cobre de Antofagasta (con cinco divisiones mineras en
total), la región que más produce ese metal en Chile.
El campamento creció al lado
de la mina a base de madera, ladrillos y hormigón, con el esfuerzo de personas
dispuestas a la vida dura. “Esto era tan inhóspito, un trabajo tan fuerte,
complicado y peligroso que costaba atraer trabajadores”, contó Jorge Yoma,
minero retirado, originario del lugar.
Le llaman “cultura
chuquicamatina” al arrojo de irse a vivir a un paraje a 2 mil 870 metros sobre
el nivel del mar en el desierto más seco del mundo y soportar la ferocidad del
sol, frío extremo y rachas de viento difíciles de aguantar de pie sin caer al
suelo.
Y luego construir ahí un
pueblo “único”, un company town concebido por los inversionistas
estadounidenses de la Anacona Company que tomaron el control del lugar a través
de Chile Exploration Company y lo desarrollaron a gran escala desde 1915.
Circulaciones bien planeadas,
una “trama interna” compuesta por el Teatro Chile, monumental con su esquina
curvada. “Hijo, aquí vine a ver E.T. y también Infierno en la Torre”, le dijo
un señor a un adolescente que entraban al campamento. También está el Centro
Cívico con su cancha y gradas de madera.
Está el Auditorio Sindical
donde ahora se venden muestras de minerales como souvenirs, y el Campamento
Americano, arriba de todo, lejos, junto a la Fundición y a la Refinería.
“Eficiencia Industrial”, señala el documento de declaratoria de Patrimonio
Nacional del campamento minero.
Las puertas de las casas
podían quedarse abiertas cuando alguien salía del campamento. “Uno podía dejar
la casa abierta y decirle al vecino, vecino, échale una miradita a la casa”,
cuenta Jorge Yoma.
Lo inhóspito paso a ser lo de
afuera. Calama, por ejemplo, que es aquella ciudad que se ve a 18 kilómetros
bajando por la carretera, construida “para gente de paso” que trabajaba en
empresas que prestaban sus servicios a la gran mina de cobre de Chile.
En 1991 -un año en que
Chuquicamata produjo más de 641 mil toneladas de cobre- la vida cambió en el
campamento.
El área circundante a la
Fundición de Chuquicamata, ósea, el campamento tipo company town, fue declarada
zona saturada por Anhídrido Sulfuroso y Material Particulado Respirable
(Decreto Nº185 del Ministerio de Minería). Se sobrepasaban las normas primarias
de calidad de aire respirable.
Es decir, ya no era sano
respirar.
Fue así como inició a correr
entre las casas y las calles del pueblo la información de que un día se
cerraría el campamento y ya nadie podría vivir ahí.
Cuando Carolina volvió por
última vez, hace 20 años, la torta -como le dicen al cerro- había comenzado a
tapar sólo algunos lugares. Nadie le había contado que la gran ola de tierra y
piedras de la mina había llegado a la plaza principal del pueblo.
Llegó pensando que vería su
casa, sus parques, sus calles, su kínder. Pero en lugar de eso vio a Pinocho,
que parecía haber salido de entre los desechos mineros para recibirla, con los
brazos extendidos como si ofrecieran un abrazo.
“Yo vine hace 20 años y
todavía pude entrar a mi casa. Era precioso. Ayer cuando fue la primera vez que
volví fue horrible porque no queda casi nada en pie y la torta está tapando
todo”, contó Carolina.
Durante 10 minutos frente al
tajo de la mina se pueden ver tres o cuatro camiones cargando cada uno 150
toneladas de desechos para tirarlos en la torta. Esos vehículos hicieron su
trabajo los 20 años en que Carolina no estuvo en Chuquicamata.
Le llamó la atención el
Pinocho por una razón: hace pocos meses falleció una de las tres hermanas.
Contó que quería ver los lugares donde pasaron la niñez, como el kinder. Un
último ritual para despedirla. “Me da mucho, mucho sentimiento”, dijo.
Silvia, como cientos de
personas, entró a Chuquicamata a finales de mayo durante los días que la
empresa estatal Codelco abre el campamento para conmemorar un año más de su
fundación. Éste era el número 108.
Carolina sintió que estaba,
otra vez, en un acto fúnebre. “Esto no es un aniversario, es un funeral”.
Estaba por comenzar un
desfile. Exhabitantes cuentan que antes de 2007 el Pinocho era sacado del
kínder sobre un carro alegórico para desfilar por el campamento. Se preguntaban
si estaba ahí para desfilar porque parecía que había hecho un esfuerzo por
desenterrarse desde las entrañas de la torta.
BUSCANDO DENTRO DE LA TORTA
El domingo 21 de mayo las
personas se acercaban al confín del pueblo. Deambulaban cerca de los desechos
mineros, volteaban hacia la derecha y miraban los restos de una casa que se
asomaba entre las piedras, y hacia la izquierda, donde sigue la caseta donde
“los gringos” pagaban los salarios, con sus carriles para que los trabajadores
hicieran fila para cobrar.
Después volvían al centro del
pueblo y más tarde se podía ver a las mismas personas repitiendo el ritual.
Algunas personas reconocían a
un señor elegante de más de 70 años vestido con un conjunto azul -incluye
chaleco y sombrero- que estuvo guardado en el armario exactamente un año. Es
don Luis Zavala. “¡Lucho!”. Él ponía en el suelo su maleta café de cuero
fabricada hace más de 60 años y correspondía los abrazos con ganas.
Parecía un personaje sacado de
los recuerdos enterrados en la torta, esos que buscaban las personas que iban y
venían hacia ella como abejorros.
Tres personas que lo
reconocieron repitieron la misma frase cuando le presentaron a don lucho a sus
hijos o nietos: “este es el personaje del pueblo”.
Al lado de don Lucho, en una
pared, había un cartel con una foto que él señalaba con su dedo. Está él de
niño con sus hermanas Verónica, Nancy Fernando, con su perrita Osa. También la
mamá, Luz Ahumada. Y en otra Felipe Zavala, el papá tomando postre con
compañeros de trabajo en la carrocería central de la mina.
A don Lucho le hubiera gustado
dar el día y la hora de la foto porque entre más detalles, mejor se pulen los
recuerdos, pero no llegó a tanto. Aunque sí recordó que su papá era soldador y
cortador. El 500733 era su número de trabajador.
Su traje azul es el que usa
cada año durante uno de los cuatro días que ex pobladores de Chuquicamata
pueden entrar a la plaza central y calles aledañas de la población para eso,
para recordar.
Ese día, el último de los
cuatro, la chica encargada de controlar el acceso a la entrada del pueblo le
preguntó a don Lucho: “¿De qué viene hoy, Luchito?” (el día anterior había de
lustrador de zapatos porque ése fue su oficio durante décadas).
“Vengo de persona elegante”,
le respondió él. “Así nos vestíamos antes, po”, dijo al reanudar la marcha. Y
tenía razón, muchos señores de cabello blanco comenzaron a llegar vestidos con
trajes de la época para caminar e imitar un poco lo que hacían un día
cualquiera antes de 2007.
De pronto apareció Verónica
Zavala, hermana de Lucho, vestida de novia porque antes -aseguró- se aparecía el
fantasma de una novia penando en el pueblo.
No hay fantasmas en
Chuquicamata, sólo llegaba gente vestida como en los tiempos pasados. Los
tiempos “enterrados” por el tsunami de lastre minero, donde estaban las
personas yendo y viniendo, invocando el pasado.
Una señora llamada Verónica
Saavedra llegó y abrazó a don Lucho. Miró hacia la montaña de piedras y buscó
en su memoria los recuerdos de 1969 cuando llegó a vivir a una de las casas
ahora enterradas. “Mi casa estaba detrás de esos cerros”.
Recordó los tres baños que
tenía, las cinco recámaras, la alfombra, el patio y los calefactores de
parafina. “Era terrible el frío, aquí se ven las cuatro estaciones del año en
un día”, dijo. “Si, po, había que caminar inclinado pa´delante para no caerse,
o agachado”, respondió don Lucho.
Un día, al salir de su casa
que está debajo de la torta y caminar hacia el centro con su vestido “de moda”
para una fiesta “el viento me dejó el vestido de paraguas”. Por eso -contó- las
mujeres comenzaron a usar delantal con bolsas para ponerles piedras.
“Hay muchas historias debajo
de la torta. Se tapó todo, se tapó todo. Da pena. No nos imaginamos nunca esto,
porque hay muchas historias”, dijo Rodrigo Álvarez, otro chuquicamatino que
acababa de abrazar a don Lucho.
La piedra grande, por ejemplo,
todos la recuerdan. Era el punto de reunión de la niñez. “Era una piedra
inmensa”.
Rodrigo y Lucho se soltaron
hablando sobre lo que quedó enterrado. La pulpería (tienda de abarrotes), Las
poblaciones de Los Buques (casas de los nuevos), Prat y Bellavista, el Colegio
24 el Hospital Roy H. Rover, la Comisaría y casas de muchas familias conocidas.
Recordaron reinas y carros
alegóricos como el de Pinocho. “Cosas bien hechas como ésa” y señaló al muñeco,
fabricado en la planta de la mina. Siguieron con los clubes deportivos de Las
Normas, El Bosque y Los Lagos poblaciones de donde salían las niñas y niños que
se apuntaban a la Liga Social Deportiva.
En ese exacto momento de mayo
de 2023 esa niñez que ya no es niñez estaba escribiendo el nombre de sus
equipos en la cancha de basquetbol para que no se olviden, en un ejercicio de
construcción de memoria. “Si como no
jaja” es, así literalmente, el nombre de un equipo escrito por una persona
mayor.
Una señora se acercó, exhaló y
dijo “vuelta de perro”. Nadie recordaba un equipo llamado así. “No -aclaró
ella- esto duró menos que una vuelta de perro. Son puras migajas de Codelco (la
empresa estatal chilena que posee la División Chuquicamata desde la
nacionalización de 1971).
Era otra persona que no pudo
ver su casa y estaba frustrada porque Codelco redujo el permiso de tránsito a
muy pocas cuadras. Es el centro, dos cuadras hacia los lados, dos hacia arriba
y abajo y nada más. Todo está cercado y con avisos de procesos de demolición.
Un señor de la expedición de
Antofagasta, con su hija, preguntó al personal de seguridad si podían cruzar
las rejas. No se podía. “Ah, no voy a poder ver mi casa. Bueno, hija, pues
estaba frente a la sección de juegos infantiles, por una carnicería”, dijo.
Una adolescente le dijo a su
mamá cuando caminaban juntas en el parque: “antes recorríamos Chuqui en cinco
horas, po, mami”. Los 30 minutos que utilizaron para recorrer lo que no está
encerrado o enterrado no sirvieron para agotar las energías de la chica.
A pocos metros otro hombre le
contaba a su hijo que atrás de Teatro Chile, donde se ven otros cerros, a lo
lejos hacia el oriente, jugaba con sus amigos a deslizarse con cartones. “¿Es
un cerro? No, hijo, es otra torta, la torta chica”.
En Chuquicamata el sol sale
por un cerro de lastre minero y se mete por otro.
EL HOSPITAL ENTERRADO Y EL
CANDADO
El hospital Roy H. Glover
tenía una fuerte estructura de hormigón y muros de 60 centímetros de ancho
recubiertos de mármol. “Estilo americano”.
Colocaron dinamita en los
puntos principales para que la estructura fallara y entonces llegaran camiones
como hormigas que cargan 150 toneladas y comenzaron a taparlo. “Eso se fue
asentando y al final quedó tapado”, contó Jorge Yoma.
El estilo americano del hotel
y su alta tecnología desaparecieron del mapa. En Google maps se localiza dónde
estaba con la especificación “hundido”.
Carolina Salinas se crió ahí y
su hermana Patricia, que estaba con ella nació en Chuquicamata. Fue famoso el
nacimiento de patricia (1983) porque fue melliza junto con Òscar. “Los primeros
mellizos nacidos en el hospital. Mandaron a pedir un coche (carreola)”.
Ambas alcanzaron a ver el
hospital hundido.
Comenzó el desfile. Secaron
lágrimas, caminaron por la explanada junto al Pinocho y se unieron a la
delegación de Antofagasta.
Esperaron su turno frente a
alumnos de bachillerato que platicaban, hablaban y se besaban con el tajo de la
mina de fondo. Allí estaban Lucho el elegante y Verónica vestida de novia
fantasma cubriéndose del sol en la escalinata de la iglesia. En el grupo de
Carabineros que esperaban junto a ellos se preguntaron si habría boda o qué
estaba pasando.
Todas y todos desfilaron 200
metros frente a autoridades del Gobierno Regional de Antofagasta, de la
municipalidad de Calama y mandos militares.
El sol comenzó a acercarse a
la torta del poniente. La hora del cierre del campamento se aproximaba.
Comenzaban las despedidas y la gente foránea se subía a los buses donde
viajaron y otras caminaban hacia abajo, pasando frente al estadio de Beisbol
Anaconda, donde “los gringos” enseñaron a jugar ese deporte a los chilenos.
Algunas personas, aunque fuera
con bastón o andadera, se lanzaron a las calles del libre acceso que quedan
para una última mirada. Librería La Unión, Emporio La Verbena (casino),
Ferretería Russi, Reparadora de calzado Lira, Salón de Te Calancho, Gran tienda
La Vidana (1926), Hotel Washington, La Ideal Tintorería y Lavandería,
Amasandería Ramos.
Hay coches abandonados y casas
con puertas abiertas detrás de las rejas. No hay nadie que diga “dejé la puerta
abierta, me cuidas la casa” ni nadie que lo escuche.
Hay pintas en las casas:
“Gracias Chuqui 1921 -2006. Familia Gómez Álvarez/ Rivas Gómez. Willie, Martha,
Criss, Jossy, Catalina. Aquí vivió Enrio, Yola, Guilo y Ein. Todas las casas
son inmuebles “en proceso de desmantelamiento, no ingresar”.
Llegó Daysi Salas Cruz, nieta
de don Nicanor Salas, dueño del emblemático kiosco de periódicos y revistas El
Minero, hija de Albertina Cruz Cortés y Luis Guzmán Galleguillos, minero con 50
años de trabajo en sus espalda. “Cultura Chuquicamatina”.
Uno de los hijos de Daysi fue
el segundo bebé que nació en el Roy H. Rover y, junto con su esposo, fue la
última en salir de Chuquicamata. Él era carabinero y recibió la encomienda de
permanecer hasta el final, hasta que no quedara nadie.
El pueblo se comenzó a vaciar
en 2004. Fue un proceso complejo de negociaciones y reubicación de viviendas.
Fueron años de mudanzas constantes con camiones enviados por Codelco mientras
iba avanzando la montaña de atrás.
—Nosotros como fuimos los
últimos vimos ya que empezaron a tapizar las casas (recubrir las ventanas) y
empezar a avanzar la torta.
—¿Cómo recuerdas el día que se
cerró Chuqui?, le pregunté.
—Lo recuerdo triste. Un amigo
nos prestó un camión. Empezamos a cargarlo, luego fuimos en el auto atrás del
camión. Es una cosa muy… da pena. Nosotros podríamos decir que le pusimos el
candado a Chuquicamata—, dijo Daysi Salas, zanjando la plática.
A don Lucho le iba quedando
menos gente para saludar. Se iba acabando el tiempo. Estaba casi sin voz. Tal
vez gritó “viva Chuquicamata” unas 20 veces. Quizá saludó a 500 personas en
cuatro días y 100 se sacaron fotos con él y su hermana.
De pronto, Lucho me llamó y me
llevó a ver un árbol.
—Este arbolito diría tantas
cosas si hablara porque yo me crié acá vendiendo los diarios. Era un paradero
acá, era donde voceaba los diarios y lustraba los zapatos de la gente”. Lustré
muchos zapatos de minero. Habíamos como 10 lustrabotas. El tiempo fue pasando,
hasta ahorita tengo el orgullo de decir que soy el único que está quedando.
Don Lucho estaba ya más
tranquilo, más callado. Había que hacer un esfuerzo para escuchar su voz
apagada por la ronquera. “Este arbolito yo lo quiero mucho, mira cómo está todo
seco”, finalizó.
Las camionetas de vigilancia
encendieron sus altavoces y comenzaron a recorrer las calles para asegurarse de
que no quedara nadie
“Estamos en proceso de cierre
del campamento, gracias por su visita. Favor de tomar las vías de acceso y de
salida”.
Don Lucho echó a andar su
camioneta. “Ven súbete conmigo nomás”. Se enfiló hacia el parque y un vigilante
lo detuvo. “Tiene que salir, por favor, caballero”. “Deme permiso de dar mi
vuelta al parque”, pidió Luis Zavala.
El guardia solicitó permiso
por la radio y alguien dijo que sí, pues ya sabían que don Lucho tenía que
despedirse a su manera.
El silencio del desierto de
Atacama se rompió con la bocina de la camioneta de don Lucho mientras daba la
vuelta al parque lentamente y todos los guardias de Codelco y las contadas—¿Qué
fue eso, don Lucho?
—La despedida de Chuquicamata,
hasta la próxima oportunidad que tenga de venir.
TEXTO Y FOTOS: RODRIGO
SOBERANES / PIE DE PÁGINA