Rescate de la lengua de los atacameños
Este sacerdote francés investigó el kunza en su paso por San Pedro de Atacama y publicó un completo glosario junto a Félix Hoyos y el abogado Aníbal Echeverría y Reyes..
Espacio cultural lleva su nombre en Ca- | lama. Sin embargo, pocos conocen su labor que inició las investigaciones de los pueblos originarios de la Región de Antofagasta, sobre todo de los licanantay o también conocidos como atacameños. Hablamos del sacerdote Emilio Vaisse, quien nació el 31 de diciembre de 1860 en un pequeño pueblo del Languedoc, en el sur de Francia. Estudió en los seminarios de Castres y delos Padres Lazaristas de París, donde fue ordenado en 1884. Su vocación sacerdotal lo hizo partir a Chile en 1866. Su primera destinación en la región no fue en los pueblos del interior. En 1887 ejerce como párroco en Cobija, ya en plena decadencia, según consigna un decreto del vicario de Antofagasta, Luis Silva Lazaeta. Sin embargo, el clima costero afectó a su salud. Por ello, se trasladó a Calama, para luego asumir como párroco en San Pedro de Atacama entre 1889 y 1893, además del poblado de Chiu Chiu. En la inmensidad del desierto y en el oasis atacameño, Vaisse profundizó sus estudios en lenguas clásicas y comenzó la elaboración de un diccionario latino-hebraico, destinado a facilitar el estudio de la biblia.
También estuvo dedicado a la elaboración del “Glosario de la lengua atacameña o kunza” con la decidida colaboración de Félix Segundo Hoyos y el abogado Aníbal Echeverría y Reyes, quienes realizaban estudios paralelos y que fueron convertidos en un libro por Vaisse. El texto fue publicado en 1896 bajo el patrocinio de la Universidad de Chile. Y si bien no fue el primer estudio dedicado a la lengua, ya que antes había sido publicado el libro “La lengua kunza de los naturales de Atacama, del ingeniero Francisco J. San Román, presentaba una recopilación detallada de las voces del pueblo andino.
El historiador José Antonio González, en su estudio “Primeros años de Emilio Vaisse en Chile: Noticias y documentos del fundador de la crítica literaria en Chile”, precisa que “la contribución de Vaisse en despejar tal incógnita idiomática era notable. Había aportado su esfuerzo y capacidad para salvar uno de los vestigios vitales de la cultura atacameña”. La historia de Vaisse no se queda solo en el Norte Grande. Después de algunos viajes, Vaisse llegó al Hospital de San Vicente de Paul (Santiago), donde trabajó hasta 1912.
Allí conoció a un estudiante de medicina, Carlos Fernández, quien lo impulsó a dictar una conferencia sobre la Biblia y la ciencia en el Ateneo de Santiago, que fue publicada fragmentariamente por “El Mercurio' El director de ese periódico, entusiasmado con dichos fragmentos, convocó a Emilio Vaisse para que llegara a la redacción del diario.
Así nació Omer Emeth, su seudónimo, el 8 de diciembre de 1906, quien escribió artículos y crónicas de diferente índole, que pronto desembocaron en la disciplina por la que hoy es más recordado: la crítica literaria. Su “Crónica bibliográfica semanal” fue la primera sección permanente que un diario dedicó a orientar al público lector.
También publicó su única creación literaria “Recuerdos del Norte i El derrotero del cenizal: cuento minero” (1908). Hizo clases de la latín en el Instituto Nacional y numerosos cursos en la Universidad Católica, además de crear la “Revista de bibliografía chilena y extranjera”, completo resumen delos libros que llegaban al país. Cansado por su intensas actividades, Emilio Vaisse viajó a su tierra natal en 1930 y regresó a Chile cuatro años más tarde. Murió en Santiago, el 27 de septiembre de 1935.
Misionero en el fin del mundo El sacerdote Emilio Vaisse nació en un pueblo al sur de Francia en 1860. Como misionero lo hizo partira Chile en 1866. Primero fue destinado a Cobija, para luego llegar a San Pedro de Atacama.
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